miércoles, 16 de diciembre de 2009

La Luz de las Luciérnagas.

Descomponen tus jeroglíficos el vaho de los cristales,
sueñan con tu olor
y tus abrazos
las mariposas muertas que anidan
en mi estómago.
Abre bien el obturador, pequeña,
atrapa con tu Reflex
el canto de las sirenas
y la felicidad.
No dejes que se nos escapen.
Vamos a visitar
los rincones más sucios de Madrid,
a cubrir de tus (y algunas de mis)
sonrisas
la luz de las luciérnagas,
que no haya testigos
cuando asesinemos
la tristeza.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Cuando eres Conmigo.

...Quizá no sea nadie,
esperando en mi sillita de mimbre
a que cambie el aire,
revelando las calles en papel poeta,
sabiéndome segundo
antes de llegar a meta.
No...
nunca seré nadie,
porque las putas más guapas
nunca van solas al baile.
Tallo rimas en roble,
mi poesía va en bable,
escribo en braille
las reglas de respeto hacia el respetable,
y en el aire
la resaca de mi último himno,
y en mi mano
guardo, intactos, los estigmas del ritmo.
Conozco las crisis,
el Lexatin y el Prozac,
la nada del amante al que le sobra la mitad,
el azar de los dados,
los dandis,
los pseudo - Mozarts,
las lágrimas y el ahogo del ataque de ansiedad.
Madrid es un espejo sucio
junto a una postal de Klee,
con el arte derretido
del reloj de Dalí,
con el éxito esperando
en la torre de Gaudí,
con mil orgasmos de Fa
de Champion Jack Dupree.
Lunático excéntrico,
poeta errático,
nunca seré nadie,
solo carne de psiquiátrico...
Lagrimitas de acero me acechan al acabar
mi batalla contra el tiempo en la salita de estar
y en la cocina
restos de pescado
y la resina
de las olas que surqué
en los mares de naftalina.
No hay súplica en el púlpito
del pálpito constante,
mi público es sincrético,
crítico y elegante.
Guantes de lunas negras,
crótalos de diamante,
que Peter Pan no vuelva,
no tengo nada que darle.
La culpa fue de Ícaro,
que asesinó a mi tántalo,
yo, que iba rumbo al Sol
al son de semillas de sándalo...
Ahora míranos,
somos dos perfectos anónimos
prójimos, antónimos,
desdibujando acrónimos.
Las pléyades me dictan:
"Chico, nunca serás nadie",
y yo peleo con mil púgiles
en las aspas de un Harrier.
Vivo en los vértices
del cómplice
de mi última canción,
en la hélice
del vórtice
de nuestra dimensión,
yo
vivo en el ábaco del tiempo,
en los monemas del aire,
en tu remordimiento...
Seré la N de Nadie,
de la A a la Z,
azuzando en la zozobra
la voz del último poeta.
Zambúllete en el mar
de mis delirios psicóticos,
delfines ecolálicos,
olas de versos sónicos.
Zambúllete en la ciénaga
de lodos ciclotímicos,
lágrimas de sangre,
intentos autolíticos.
Solo llevo tu mirada
y mi colonia en la maleta
con el olor de la última
menstruación del planeta,
y la coraza,
y la máscara,
y la soledad forzada,
pero en la caza
¿qué más dará
el deseo de las gónadas?
Con la vista cansada
susurro a Sísifo mi canto,
y silbo en esperanto
mi nana de quebrantos.
Desde el dedal de mis días
hasta el néctar de tus noches
descorché derroche
en tus ojos negros azabache.
Nunca seré más
que una sonrisa descalza en la cornisa
que amenaza con
suicidar la prisa.
Seré tu recuerdo
y mi peor enemigo,
solo seré lo que tu eres
cuando eres conmigo.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Lágrimas de Cristal.

Sé que no existe
ciudad más allá de ésas lágrimas,
esclava de su ausencia,
rutina magnánima.
Lunes,
tienes hielo en tu vaso,
brindas con su sombra
y bebes whiskey con fracaso.
Sabes
que el tiempo muere a cada instante,
esnifas tu soledad,
próxima estación: Abrantes.
Madrid no espera y te cobra por horas
la mejor puta,
pero
la más traidora.
Ave fénix mortal,
mendigando un abrazo,
distintos personajes
pero el mismo atrezzo,
bebes un trago más,
saboreas el rechazo,
silencio, claqueta,
se rueda tu tropiezo...
Perfecto,
primera toma,
superstar
de tomártelo todo a broma
y ya están cerrando el bar.
Amor en tercera persona
y Lavapiés te desafía,
cientos de balcones
con sabor melancolía.
Sonríes
pedazos de un corazón roto,
encadenada en la prisión abierta
de un dolor ignoto.
Es tarde,
las siete estrellas ya titilan,
teatralidad vital,
la muerte en doble fila...
Embajadores amanece
con resaca de Rastrillo,
caminas con dos metáforas
en cada bolsillo
y tres ironías
por cada cuatro heridas leves,
es casi mediodía,
el sol se burla de su plebe.
Sucede,
que a veces, harta de pisar el cielo,
permites a la Luna enmarañarse
en tu pelo.
Caricias innobles
en las esquinas más frías
Dos botellas
y tu alma
vacías...
El Sol se pone de nuevo,
alegórico habitante
de la ciudad sin ley
de las seis
en adelante.
Buenas noches, Madrid,
otro Johnie Walker - Cola,
conduces el vagón
de las que siempre bailan solas.
Utópica independencia,
sueñas con la libertad,
dejar de soñar sus labios,
volver a la realidad,
y hablar de melancolía es
hablar de tristeza,
de lágrimas de cristal,
no hay final
si nada empieza.
Tus ojos ya no son ojos
cuando no son sus ojos,
tratas de acabar el puzzle de tu vida
con despojos.
Tu garganta dice al mundo
lo que quieren oir,
disfrazada de alegría,
pobre aprendiz de fakir.
Es tan difícil fluir...
te vuelves loca
tratando de encontrar su boca
buscando en otras bocas,
y sus labios se pierden
y solo queda ya su esencia
pides otra copa más,
bailas vals con su ausencia
y otra noche que termina,
sumisa del dolor,
de un recuerdo que contamina.
Vives arrodillada ante un altar que nada ofrece,
tempus fugit...
nada permanece.
Hasta llegar a casa
Artume te da abrigo,
allí, para que no te sientas sola
Soledad duerme contigo.
Todas las noches son frías
si no tienes su calor,
toda felicidad es triste
si no es por amor.
No queda otra que fluir,
salir de tu castillo
y sonreir,
buscar la perfección de lo sencillo.
Desata tus cadenas,
no mires atrás,
tu futuro te espera,
aún queda mucho más;
Madrid es tuya, siéntelo,
domina sus calles,
múdate al País de Pequeños Detalles:
una tarde en Debod,
un paseo por el Retiro,
piensa que cada día es
un último suspiro.
Vamos a buscar
una isla en que naufragar,
vamos a huir,
vamos a esquivar la soledad.
Dame tu mano, confía
y ya nada será igual,
sonríe y sécate
ésas lágrimas de cristal.

martes, 17 de noviembre de 2009

Nada Más

Nada más,
hoy no me queda nada más,
cementerio urbano, tumba de lágrimas...
Navidad,
felicidad de contrabando,
tristeza de embargo
sin cómo ni cuándo.
¿Por qué?
No lo sé,
quizá por dejar de vivir
para beber,
por estar
en vez de ser
Sector III...
deambulo por mi ciudad
los semáforos tiritan,
me abrazo a Soledad.
Mírame, Luna,
en ésto me has convertido:
rehén
allá donde habite el olvido,
nostálgico,
sumiso de éste calvario,
mi castigo es ser un eterno solitario.
Me encierro en mi cuarto,
huyendo del protocolo,
pero,
seamos francos,
a nadie le gusta estar solo.
Rezo al silencio,
ya no me escucha Teres,
magnifico mis vicios
y escondo mis placeres.
Al año nuevo
solo le pido equilibrio,
fluir de mentira,
enterrar lo que envidio,
paz,
un paseo por Ópera,
amor en tiempos del cólera...
No me moverán
mientras aún me quede whiskey
y hielo,
soy la obra más abstracta de Kandinsky,
cielos...
tú, mi pasión más complicada,
Mister Lonely,
coleccionista de miradas.
Paz y paciencia,
pago al contado,
compro tiempo,
vendo enfado.
Aposté
mi vida al trece,
Nachorte
busca la estrella
que le guíe a perder el Norte.
Es la vida bipolar
de los que no tenemos dueño,
los don nadie,
los derrochadores de sueños.
Noctambulismo,
más de mil lunas en vela
jugando con Maga a rayuela...
Éxtasis místico,
tu siempre mi ectoplasma,
tu mejor sonrisa
es mi peor fantasma.
Frentes hacia el suelo
en éste valle silente
mientras la muerte baja
la Cuesta de San Vicente.

Locura.

Ésta tarde
he estado dando una vuelta por el centro,
viendo
cómo la capital extendía sus largos y finos
muslos de puta debajo de mis Nikes.
El cielo ha comenzado a escupirme ácido,
así que
he entrado por una de sus múltiples vulvas
con la intención de joderla hasta la matriz.
He tomado asiento,
he sacudido mi paraguas,
he visto sus lágrimas,
entremezclándose con las gotas de lluvia,
el bien y el mal,
la locura,
la ciudad y la poesía
en sus ojos tristes,
bregando por ver
quién se corría primero
en los secos pechos de la muerte.
He tragado saliva,
pensando cuántas más como ella
abarrotan los pasillos tan blancos,
tan fríos y eléctricos
de los psiquiátricos.
Ahora en mi cama comprendo
lo que gritaba su ahogo,
su temblor y las lágrimas silenciosas
de sus ojos tristes.
A ésta hora no serán más
que dos guindas
adornando su inerte cuerpo.
Vuela ya su alma suicida.
Vuela, vuela hasta Japón,
ahora eres libre
para siempre.

sábado, 8 de agosto de 2009

Vuelve.

Cuéntame otra vez aquel cuento,
cántame la última nana,
háblame de ti como si no fuéramos a volver a vernos,
los ojos aún me saben a tu recuerdo.

Mis uñas
lucharon contra las paredes del fin del mundo
y las niñas
esnifan Marlboro y
mendigan por sueños y
kafkianamente ratas.

Vuelve,
te echan en falta los bares, los bancos,
las flores de menta.
Vuelve para fumarnos la tristeza.
Aunque sea sólo
para retratar y repetir y rediseñar nuestro último abrazo.
Vuelve, no seas mala.
Vuelve, vuelve.

Y las niñas esnifan los sueños de las ratas,
y yo dibujándote psicóticamente en la esquina del anden,
con ansiedad hasta en las uñas
porque no sirva de nada suplicarte:
Vuelve, vuelve...

lunes, 1 de junio de 2009

A los que te Aman.

Han llenado de rosas
el último puente que cruzaste,
han llorado por ti,
han rogado a Dios tu vuelta.

Acabo de salir de tu casa, estuve
tomando café con tu familia.
Vas a tener que perdonarme,
te robé tu (mi) corbata preferida.
Tu padre anda liado
cambiando el color
de las paredes de la terraza.
Se le caían las lágrimas mientras me enseñaba
tus últimos dibujos
pero dijo que era por culpa de la pintura.
Muy bonito tu cuarto, por cierto.

Ha pasado ya un tiempo
de aquel diez y nueve de mayo.
Ya no lloran tu muerte,
olvidaron a Dios,
y no volvieron a dejarte rosas.
No te pongas triste, mi niña,
no iban a durar mucho con este horrible
sol de Junio.
A mi me dejaste
el papel de testigo pasivo
del lento amarillear de tu carta de despedida,
el recuerdo de tu última sonrisa
y mi (tu) corbata preferida.
Eso nunca marchita.

domingo, 10 de mayo de 2009

Trampas.

Cuando la vida me sea justa
te escribiré mi último poema en un pañuelo de estación.
Por ahora muero en tu garganta
y resucito
cada vez que me nombras en braille
con tu sonrisa náufraga en las playas de mis ojos,
y me aferro como un lobo
al café de media tarde, al cine de los domingos,
¿adivinas?
para no morir de nuevo.

Te escribiré mi último poema en un pañuelo de estación
cuando la vida
deje de ponerme trampas para ratones
con cheddar podrido
y muelles oxidados.
Te escribiré mi mejor libro, te dibujaré de versos.
Por ahora me voy corriendo,
creo que pierdo el metro.

lunes, 13 de abril de 2009

En la Panadería.

Hace tiempo que quería escribir sobre ti.
Lo recordé hoy
cuando te vi en la panadería, comprando
ésas caracolas de crema que tanto te gustan.
Quería hacerlo casi sin querer
para no maquillar medias verdades
ni omitir medias mentiras.
Inventarte en dos dimensiones.
Así, las dos oes de ojos
formarán los tuyos
y las lineas serán manos
y tocarán tu nariz
y tus labios
y tu axila
y tu alma.
Y derretiré la última letra,
la extenderé con su luz en tu entorno
para desdibujarte
y aprender a desconocerte.
Casi sin querer; ya ves,
hablar de ti es hablar de nada.

A lo mejor ya te comiste todas las caracolas.

lunes, 23 de marzo de 2009

Tristeza.

Siempre parece cansada.
Guarda
una colina en la pupila,
una amnesia por obligación
y lluvia
bajo la almohada.
Dicen que cree en el destino,
que su corazón se llama
tristeza,
que en la goma de los calcetines
esconde una sonrisa de repuesto.
Pisa la calle
despacio,
arrastrando las suelas,
las palabras,
los sueños.

Me contaron que un día, jugando a ser feliz,
le crecieron puñales en los dedos y se arrancó los ojos.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Autólisis.

Quiero creer que todo empezó
en el paritorio del hospital de Orcasitas
en 1988.
Mi orgullo aquiescente,
mi absurda búsqueda de la felicidad
de parque en parque
a esa hora en la que tu ya cerraste los ojos.
Todas las verdades que no pude mentir,
todos los jirones de piel que se me quedaron
entre las uñas.
Las penas que calmo con lágrimas de whisky,
las lunas
que no supe regalarte.
Mis caricias de hierro,
las avenidas que me amanecieron
pisando los charcos del delirio.

Quiero creer en el destino
para evitar pensar
que me estoy suicidando
paulatinamente.

La Despedida.

La despedida es una duda vestida de luto,
un hotel sin huéspedes,
un olor sin compañía.
La despedida es el burdel de tus días.
Es casi medianoche
y los solitarios
ocupan los bancos para esnifarse sus lágrimas.
Y los pájaros se confunden de esquizofrenia,
y las farolas abrazan al morbo.
La despedida,
ésa buena puta.

Tentaciones.

Otra vez ésa sensación en el estómago,
con el cerebro en guerra
y los oídos taponados.
Nunca supe ser bueno.
Hoy las cigüeñas
no cercan mi suerte
y llevo tu voz
como el Cinturón de Orión.
Hoy el aire me delata.
Hoy aprendí dos cosas;
primera, las putas tentaciones acabarán con el mundo;
segunda, la resaca se cura volviendo a beber.

sábado, 3 de enero de 2009

Las Memorias Muertas.

Hay un recuerdo
que se viste de luto cuando las sonrisas se apagan.
Un zaguán
que ya no cede a los sonidos del amor.
Cuatro voces de nostalgia.
Grados de soledad.
Cuando cae el telón, cuando los focos
ennegrecen, hay un recuerdo
que vitalizará las almas
hasta que las aceras acaben de poseer
esa mirada que pertenece ya
al infinito de lo eterno.

Vuelo sobre las memorias del futuro
que murieron cuando la palabra
cedió la victoria a la duda.

Versos de Conservatorio.

Caminamos descalzos entre aceras de limbo.

Hay horas en las que la memoria trae
enredados entre las manos
pedazos de lunas,
lunares en camas de hotel,
sonrisas de medianoche
frente a la gasolinera.
Quizá lo recuerdes, amigo,
la palabra desnuda,
la guitarra a lo lejos,
los tragos de cerveza.

Tengo al sol los años olvidados.
Tengo retinas de realidad
que evocan la ciudad de los suspiros,
la lágrima escondida del payaso. Guardados tengo,
para cuando los requieras,
un abrazo,
un “te quiero” y un “lo siento”.