miércoles, 16 de diciembre de 2009

La Luz de las Luciérnagas.

Descomponen tus jeroglíficos el vaho de los cristales,
sueñan con tu olor
y tus abrazos
las mariposas muertas que anidan
en mi estómago.
Abre bien el obturador, pequeña,
atrapa con tu Reflex
el canto de las sirenas
y la felicidad.
No dejes que se nos escapen.
Vamos a visitar
los rincones más sucios de Madrid,
a cubrir de tus (y algunas de mis)
sonrisas
la luz de las luciérnagas,
que no haya testigos
cuando asesinemos
la tristeza.