martes, 28 de junio de 2016

Palmira

Día 6: tú.

He vuelto a ver tus ojos verdes
y a abrazar tus miedos
esta tarde.
No quería llorar, lo prometo.

El desierto se hace bosque entre tus manos,
el problema comienza
cuando tus manos se alejan
y entonces toca tala
y no tengo ninguna habilidad
con el hacha.
Me hablas, ya sin bosque,
de tu deseo de ser libre,
de ser tú sin mí,
de todo lo que implica,
y yo sé
sin duda
lo que implica
y me muero un poco
de antemano
sin morirme del todo
porque los muertos
no tienen
otra oportunidad.

Esos ojos verdes...

Pareces cansada, es natural,
pero al menos te veo comer
y me reconforta,
y me hablas de tus planes de verano
sin mí
y me reconforta.

No quería llorar, lo juro.

Despedida,
desierto bosque tala
desierto bosque tala
desierto bosque tala
sales del coche
y en el desierto aparece
un oasis de lágrimas
demasiado saladas
como para permitir
el crecimiento
de ninguna palmera.

lunes, 27 de junio de 2016

Makaveli

Día 5: ansiedad.

Escribo
por no suplicarte de rodillas
a cada instante
que regreses,
utilizando la poesía
como un parche de nicotina
que detiene
por un ratito
la taquicardia.

Esta casa que ya no es mía
tiene memoria y espinas
y más que casa es ya coche,
y más que cielo son curvas
y la persona que va dentro
(que tampoco tengo claro
si soy
o no soy yo)
tiene más de Amy que de Rouco,
y mira a través de la ventana
(del parabrisas)
con ira,
sin miedo.
La dirección no la conozco
ni me importa demasiado
si no te tengo al lado
acariciando mi brazo
a cada cambio de marchas,
quejándote tan divertida
de la música que te pongo,
así que lo mejor será
soltar el volante,
vendarme los ojos
y disfrutar
secretamente
de la estampada.

domingo, 26 de junio de 2016

De persianas y desnudos

Día 4: resaca.

Hace una semana
cabalgabas mi cara con el ímpetu
de la primera vez
hasta caer rendida y susurrar
que me amabas.

Hace una semana es un milenio.

Hace una semana es prehistórico,
y aún así
te sigo escribiendo
como si algún día
fueras a leerlo,
como si el castellano
fuera el idioma habitual
en las cavernas.

El problema de la falta de ropa
es que no puedo esconder
el asco que me tengo,
el problema de la falta de persianas
es que se disfruta
demasiado
de la luna, es decir,
que no se disfruta
de la luna.

No pierdo nada
por intentarlo,
aunque sea sin palabras,
aunque sea con señales de humo
que en el cielo dibujen
tu cara a lo Batman,
aunque nunca pueda ser ya
nada más
que tu Joker.

El poder del abrazo

Día 3: amigos.

Nunca subestimes
el poder de un abrazo
ni la energía sanadora
de un "estoy aquí,
no lo olvides".
Los amigos, cuando son de verdad,
(cuando no hay traición detrás)
vienen solos
y en los malos momentos
crecen
y se vuelven
superhéroes.

Por inercia
he vuelto a beber
y cuando ya no podía ver,
un mensaje:
"¿cómo lo llevas?"
y yo
no sé cómo lo llevaba
pero sé
que gracias a su mensaje
me he llenado de fuerzas
para seguir bebiendo.

viernes, 24 de junio de 2016

Marejada

Día 2: resaca.

No quiero acostumbrarme
a no poder verte,
a que este silencio
sea todo lo que me quede
de ti,
a guardar tu cepillo de dientes,
a esconder tus fotos
y tus regalos.

El sol pasa de largo.
Hay sombras
y espejos
y ni unas ni otros
te reflejan,
no puedo acostumbrarme,
no quiero.

El día se hace siglo sin ti.

Sé que tú estarás peor,
que estarás organizando un verano
sin mi risa
pero con la felicidad
que yo te robé
y mi penitencia
no está todavía creada
pero estoy trabajando
duramente
en ello.

Tu cepillo de dientes
y tus fotos
y tus regalos
siguen esperándote
con más esperanza
que yo.

jueves, 23 de junio de 2016

Punto

Es miércoles,
he dormido dos horas,
llorado tres
y llevo cuatro
borracho.

¿Dónde nace el frío?
Quiero decir,
sé las propiedades físicas
y las unidades de medida
y los receptores encargados
pero
¿dónde nace
este
frío?

¿Es el infierno
un lugar frío?

Otro whisky,
ya tengo los ojos secos
de no saber
si volverán a verte,
el bolsillo roto,
la mente rota,
la vida
rota.

Seguro que afuera
aguarda el calor
y planes fantásticos
pero no me apetece otra cosa
que quedarme aquí
en Ganímedes
bebiendo
y
dañándome.

jueves, 2 de junio de 2016

Contradicciones

Soy antirracista
pero a veces se me escapa
sin querer
y digo "moro".

Estoy a favor de los derechos LGTBIQ+
pero llamo
"maricones"
a mis amigos
sin ser ellos
nada de eso.

Soy antifascista
pero no sé decir que no
a la idea de un buen campo
de concentración.

Soy feminista
pero no puedo resistir
la tentación de agarrarte
bien fuerte del cuello
mientras follamos,
alimentando así
al sistema patriarcal.

Estas son solo algunas
de mis contradicciones,
ya podéis odiarme.
Estas
y una más,
la más gorda de todas:
sí,
soy comunista
y tengo
un iPhone.