martes, 20 de septiembre de 2011

Folie à Deux

Hay una hora en nuestra madrugada
en la que los relojes
equivocan sus manecillas y nos muestran
así, tal y como somos,
desnudos en el alma y con conciencia
de nubes.
Nos descubre
una tristeza insólita,
una lluvia de emociones que no paran
los paraguas ni los tejados,
y nos miramos frente a frente,
atravesándonos los ojos, con miedo
a decir una sola palabra,
ojos pupilas retinas
iris cristalinos atravesando el espacio,
equivocando los relojes,
parando acaso el tiempo
en cada breve pestañeo.
Y al final la regresión,
la breve caricia en el pelo,
el tibio beso, la lengua juguetona,
la psicosomatización
de todas y cada una
de ésas emociones que nos arrojan
ora al orgasmo,
ora al llanto.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Pan y Circo.

Existen millones de versos escondidos tras tus labios,
fieles monemas, fantasmas quizá
de tiempos de hambre que solo a veces,
cuando el tiempo se para y corre la cerveza
se muestran claros y puros
como el vodka casero.
Psicofonías que hablan de guerra
y de visitas furtivas a la prisión
llevando algo que comer y mucho que contar
al marido que te esperaba
tras las rejas.
Mi abuela habla sin tapujos,
de ésa manera que solo pueden hacerlo
las gentes de pueblo,
habla de dolor y soledad,
de una infancia robada
y de un rencor que no matan los años.
De tejer de madrugada
para llevar pan a la mesa,
de darles todo a sus hijas,
escondiendo acaso la tristeza,
vendiendo futuro, sembrando esperanza,
todo aquello que, en fin,
a ella le quitaron.

Son otros los tiempos
y la verdad de los relojes,
otras son las voces que se elevan
y otras las maneras de acallarlas,
más efectivas si cabe que las balas,
pan y circo, ya se sabe.
Sin embargo,
cuando el tiempo se para y corre la cerveza
y las psicofonías afloran
por entre los labios de mi abuela
me levanto y, como un soldado herido,
recojo mi fusil y vuelvo a la batalla
a fin de demostrar que la libertad
no es el extremo de nada.