martes, 20 de septiembre de 2011

Folie à Deux

Hay una hora en nuestra madrugada
en la que los relojes
equivocan sus manecillas y nos muestran
así, tal y como somos,
desnudos en el alma y con conciencia
de nubes.
Nos descubre
una tristeza insólita,
una lluvia de emociones que no paran
los paraguas ni los tejados,
y nos miramos frente a frente,
atravesándonos los ojos, con miedo
a decir una sola palabra,
ojos pupilas retinas
iris cristalinos atravesando el espacio,
equivocando los relojes,
parando acaso el tiempo
en cada breve pestañeo.
Y al final la regresión,
la breve caricia en el pelo,
el tibio beso, la lengua juguetona,
la psicosomatización
de todas y cada una
de ésas emociones que nos arrojan
ora al orgasmo,
ora al llanto.

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