miércoles, 20 de junio de 2012

Una Noche en México.

Es casi medianoche.
Es solo un sábado más,
solo que un poco más
sólo.
Entro al club.
Hay mujeres:
altas, morenas, culonas,
anoréxicas,
podridas.
Hay mujeres
y hombres al acecho
que fingen querer conocer
a sus padres.
Mierda, pienso,
la vida puede ser
tan triste...
pongo mi codo en la barra
pido un whisky doble
y
simplemente espero que las cosas
pasen ante mis ojos.
Y veo los cuerpos
restregándose, las miradas
perdidas de droga, los labios
chupando cerveza y también
veo un poco más allá,
la soledad,
la tristeza.
Acabo mi whisky,
salgo a la calle
y de camino a casa
enciendo el último cigarrillo
de mi paquete de Marlboro.
Abro la verja
y la puerta,
llego a la cama,
te abrazo por detrás
y hago
las paces
con el mundo.