lunes, 1 de junio de 2009

A los que te Aman.

Han llenado de rosas
el último puente que cruzaste,
han llorado por ti,
han rogado a Dios tu vuelta.

Acabo de salir de tu casa, estuve
tomando café con tu familia.
Vas a tener que perdonarme,
te robé tu (mi) corbata preferida.
Tu padre anda liado
cambiando el color
de las paredes de la terraza.
Se le caían las lágrimas mientras me enseñaba
tus últimos dibujos
pero dijo que era por culpa de la pintura.
Muy bonito tu cuarto, por cierto.

Ha pasado ya un tiempo
de aquel diez y nueve de mayo.
Ya no lloran tu muerte,
olvidaron a Dios,
y no volvieron a dejarte rosas.
No te pongas triste, mi niña,
no iban a durar mucho con este horrible
sol de Junio.
A mi me dejaste
el papel de testigo pasivo
del lento amarillear de tu carta de despedida,
el recuerdo de tu última sonrisa
y mi (tu) corbata preferida.
Eso nunca marchita.