lunes, 23 de noviembre de 2009

Cuando eres Conmigo.

...Quizá no sea nadie,
esperando en mi sillita de mimbre
a que cambie el aire,
revelando las calles en papel poeta,
sabiéndome segundo
antes de llegar a meta.
No...
nunca seré nadie,
porque las putas más guapas
nunca van solas al baile.
Tallo rimas en roble,
mi poesía va en bable,
escribo en braille
las reglas de respeto hacia el respetable,
y en el aire
la resaca de mi último himno,
y en mi mano
guardo, intactos, los estigmas del ritmo.
Conozco las crisis,
el Lexatin y el Prozac,
la nada del amante al que le sobra la mitad,
el azar de los dados,
los dandis,
los pseudo - Mozarts,
las lágrimas y el ahogo del ataque de ansiedad.
Madrid es un espejo sucio
junto a una postal de Klee,
con el arte derretido
del reloj de Dalí,
con el éxito esperando
en la torre de Gaudí,
con mil orgasmos de Fa
de Champion Jack Dupree.
Lunático excéntrico,
poeta errático,
nunca seré nadie,
solo carne de psiquiátrico...
Lagrimitas de acero me acechan al acabar
mi batalla contra el tiempo en la salita de estar
y en la cocina
restos de pescado
y la resina
de las olas que surqué
en los mares de naftalina.
No hay súplica en el púlpito
del pálpito constante,
mi público es sincrético,
crítico y elegante.
Guantes de lunas negras,
crótalos de diamante,
que Peter Pan no vuelva,
no tengo nada que darle.
La culpa fue de Ícaro,
que asesinó a mi tántalo,
yo, que iba rumbo al Sol
al son de semillas de sándalo...
Ahora míranos,
somos dos perfectos anónimos
prójimos, antónimos,
desdibujando acrónimos.
Las pléyades me dictan:
"Chico, nunca serás nadie",
y yo peleo con mil púgiles
en las aspas de un Harrier.
Vivo en los vértices
del cómplice
de mi última canción,
en la hélice
del vórtice
de nuestra dimensión,
yo
vivo en el ábaco del tiempo,
en los monemas del aire,
en tu remordimiento...
Seré la N de Nadie,
de la A a la Z,
azuzando en la zozobra
la voz del último poeta.
Zambúllete en el mar
de mis delirios psicóticos,
delfines ecolálicos,
olas de versos sónicos.
Zambúllete en la ciénaga
de lodos ciclotímicos,
lágrimas de sangre,
intentos autolíticos.
Solo llevo tu mirada
y mi colonia en la maleta
con el olor de la última
menstruación del planeta,
y la coraza,
y la máscara,
y la soledad forzada,
pero en la caza
¿qué más dará
el deseo de las gónadas?
Con la vista cansada
susurro a Sísifo mi canto,
y silbo en esperanto
mi nana de quebrantos.
Desde el dedal de mis días
hasta el néctar de tus noches
descorché derroche
en tus ojos negros azabache.
Nunca seré más
que una sonrisa descalza en la cornisa
que amenaza con
suicidar la prisa.
Seré tu recuerdo
y mi peor enemigo,
solo seré lo que tu eres
cuando eres conmigo.

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