miércoles, 18 de noviembre de 2009

Lágrimas de Cristal.

Sé que no existe
ciudad más allá de ésas lágrimas,
esclava de su ausencia,
rutina magnánima.
Lunes,
tienes hielo en tu vaso,
brindas con su sombra
y bebes whiskey con fracaso.
Sabes
que el tiempo muere a cada instante,
esnifas tu soledad,
próxima estación: Abrantes.
Madrid no espera y te cobra por horas
la mejor puta,
pero
la más traidora.
Ave fénix mortal,
mendigando un abrazo,
distintos personajes
pero el mismo atrezzo,
bebes un trago más,
saboreas el rechazo,
silencio, claqueta,
se rueda tu tropiezo...
Perfecto,
primera toma,
superstar
de tomártelo todo a broma
y ya están cerrando el bar.
Amor en tercera persona
y Lavapiés te desafía,
cientos de balcones
con sabor melancolía.
Sonríes
pedazos de un corazón roto,
encadenada en la prisión abierta
de un dolor ignoto.
Es tarde,
las siete estrellas ya titilan,
teatralidad vital,
la muerte en doble fila...
Embajadores amanece
con resaca de Rastrillo,
caminas con dos metáforas
en cada bolsillo
y tres ironías
por cada cuatro heridas leves,
es casi mediodía,
el sol se burla de su plebe.
Sucede,
que a veces, harta de pisar el cielo,
permites a la Luna enmarañarse
en tu pelo.
Caricias innobles
en las esquinas más frías
Dos botellas
y tu alma
vacías...
El Sol se pone de nuevo,
alegórico habitante
de la ciudad sin ley
de las seis
en adelante.
Buenas noches, Madrid,
otro Johnie Walker - Cola,
conduces el vagón
de las que siempre bailan solas.
Utópica independencia,
sueñas con la libertad,
dejar de soñar sus labios,
volver a la realidad,
y hablar de melancolía es
hablar de tristeza,
de lágrimas de cristal,
no hay final
si nada empieza.
Tus ojos ya no son ojos
cuando no son sus ojos,
tratas de acabar el puzzle de tu vida
con despojos.
Tu garganta dice al mundo
lo que quieren oir,
disfrazada de alegría,
pobre aprendiz de fakir.
Es tan difícil fluir...
te vuelves loca
tratando de encontrar su boca
buscando en otras bocas,
y sus labios se pierden
y solo queda ya su esencia
pides otra copa más,
bailas vals con su ausencia
y otra noche que termina,
sumisa del dolor,
de un recuerdo que contamina.
Vives arrodillada ante un altar que nada ofrece,
tempus fugit...
nada permanece.
Hasta llegar a casa
Artume te da abrigo,
allí, para que no te sientas sola
Soledad duerme contigo.
Todas las noches son frías
si no tienes su calor,
toda felicidad es triste
si no es por amor.
No queda otra que fluir,
salir de tu castillo
y sonreir,
buscar la perfección de lo sencillo.
Desata tus cadenas,
no mires atrás,
tu futuro te espera,
aún queda mucho más;
Madrid es tuya, siéntelo,
domina sus calles,
múdate al País de Pequeños Detalles:
una tarde en Debod,
un paseo por el Retiro,
piensa que cada día es
un último suspiro.
Vamos a buscar
una isla en que naufragar,
vamos a huir,
vamos a esquivar la soledad.
Dame tu mano, confía
y ya nada será igual,
sonríe y sécate
ésas lágrimas de cristal.

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