sábado, 3 de enero de 2009

Versos de Conservatorio.

Caminamos descalzos entre aceras de limbo.

Hay horas en las que la memoria trae
enredados entre las manos
pedazos de lunas,
lunares en camas de hotel,
sonrisas de medianoche
frente a la gasolinera.
Quizá lo recuerdes, amigo,
la palabra desnuda,
la guitarra a lo lejos,
los tragos de cerveza.

Tengo al sol los años olvidados.
Tengo retinas de realidad
que evocan la ciudad de los suspiros,
la lágrima escondida del payaso. Guardados tengo,
para cuando los requieras,
un abrazo,
un “te quiero” y un “lo siento”.

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