viernes, 6 de junio de 2008

La Ciudad.

Bebo los excesos
de una ciudad
donde los bares son testigos de la
necia inmoralidad del abrazo a destiempo,
una ciudad
reticulada
que alberga palabras vacías y
últimos besos
que nunca son los últimos.
Eco
de suelas desgastadas,
felicidad de contrabando, mentiras
que son casi mentiras,
verdades
que jamás serán verdades,
vidas que nunca serán solamente
vidas.
Bienvenidos a Madrid, la ciudad
donde nunca es demasiado tarde.

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