miércoles, 19 de mayo de 2010

A los que Dañé.

Quizá ya sea tarde para llamarte,
para hablar con la voz de la nostalgia,
para hablar y retroceder los daños,
para encontrarnos con la vida.

Quizá no fuera más
que mi afán de autodestrucción,
mi poco apego
por los calendarios y los espejos
lo que derrumbó los rascacielos
y equivocó los raíles del tren,
aún cuando yo te esperaba
(con los ojos secos, lo sé)
en el mismo andén de siempre,
junto a la tienda de gominolas,
sentado en el banco
de los abrazos infinitos.

No pido mucho, ya ves,
solo que vuelvas,
que inundes de sonrisas y nicotina
las playas de mis párpados,
que compartas a mi lado
lo que me resta de agonía,
que aparezcas de nuevo en el andén
al fin y al cabo
para ver pasar los trenes y los días
como quien mira un avión
que nunca acaba de despegar.
Ayúdame,
por duro y amargo
y egoístay despiadado que parezca ayúdame
a convencer al tiempo
de que antes de matarme él
ya me habré matado yo.

2 comentarios:

JPelirrojo dijo...

Yo no. Yo ganando al tiempo de otro modo. Acabaré con él antes que él conmigo y así no neceseitaré adelanterme.

hatelikethis dijo...

Bicho, te amo :)