Día 4: resaca.
Hace una semana
cabalgabas mi cara con el ímpetu
de la primera vez
hasta caer rendida y susurrar
que me amabas.
Hace una semana es un milenio.
Hace una semana es prehistórico,
y aún así
te sigo escribiendo
como si algún día
fueras a leerlo,
como si el castellano
fuera el idioma habitual
en las cavernas.
El problema de la falta de ropa
es que no puedo esconder
el asco que me tengo,
el problema de la falta de persianas
es que se disfruta
demasiado
de la luna, es decir,
que no se disfruta
de la luna.
No pierdo nada
por intentarlo,
aunque sea sin palabras,
aunque sea con señales de humo
que en el cielo dibujen
tu cara a lo Batman,
aunque nunca pueda ser ya
nada más
que tu Joker.
domingo, 26 de junio de 2016
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