Naciste cuando el sol
no brillaba para todos,
sometidos al patrón,
aquellos barros, estos lodos.
Creciste en la dirección
que te marcaban las sonrisas,
sin pausa pero sin prisa
hacia tu revolución.
Hoy tú eres tu veleta,
afilando el arma secreta
de subyugar cada adiós.
Hoy brindamos por tus metas,
por mantener tu alma poeta,
por ti, madre, por tus cincuenta y dos.
viernes, 25 de octubre de 2013
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