Qué bueno haber coincidido.
Qué tremendamente bueno
que los astros
y Jesús
y Yahvé
y Alá
y todos los ángeles
y demonios del universo
se hayan puesto de acuerdo
y hayan detenido la aleatoriedad del tiempo,
juntándonos como sin querer
en ésta habitación,
ora tan de nadie,
ora tan nuestra.
Porque hoy viniste a visitarme,
me disfracé de ti,
te disfrazaste de mi,
y jugamos sin censura a sabernos vivos,
regalándonos los ojos,
las nostalgias y todas las sonrisas del mundo,
ora tan nuestras,
ora del tiempo.
viernes, 4 de junio de 2010
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