Día 16: riesgo.
Yo no te pido tanto,
de verdad:
un beso, quizá, un mordisquito
en el labio,
un "te amo",
que vuelvas a mi lado,
que vivamos juntos
un tiempo
o
toda la vida,
sí,
mejor toda la vida,
que seas tú
quien cierre mis ojos
cuando todo acabe
(cuando todo acabe
de verdad),
y la felicidad
eterna y pura
de sabernos uno
para siempre.
Sin altar,
sin hijos,
sin hipoteca.
No te pido tanto,
¿no?
Entretanto
el campo yermo se riega
del terror
de tu huida.
sábado, 9 de julio de 2016
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