A veces salgo de la ciudad
en busca de trabajo
o de cerveza,
en búsqueda activa
de sentirme parte de,
dentro de,
en.
Salgo para entrar
en remolinos de carreras
y edificios de cristal donde el dinero
compra la vida. El trabajo
- o la cerveza-
imbuyen al alma en una utilidad fútil
que acaba por disuadirse
como Duende del Polvo
bajo unas aceras que mal soportan ya
el peso de la Humanidad.
Pero, como todo, la cerveza
- y el trabajo-
se acaban
y cuando sucede
mi ciudad me espera
con gente de alma y corazón,
con casas gastadas de sudor y minuteros,
con la paz de la patria
y contigo
desnuda
en mi cama,
con la cerveza
y el trabajo
por hacer.
lunes, 21 de septiembre de 2015
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